En las últimas semanas la climatología parece haber dado un respiro a
nuestros ríos. De una situación de sequía, hemos pasado a embalses que deben
soltar parte de sus reservas y poblaciones en alerta por desbordamientos. Pero
en el caso del Tajo, la situación de sus reservas al 62% (más de 10 puntos por
encima del año pasado) enmascara la dramática situación de su cabecera.
Entrepeñas y Buendía se encuentran al 27% y 25% de su capacidad
respectivamente, 20 puntos el primero y 10 el segundo por debajo del año
pasado. ¿A qué se debe este comportamiento diferencial que está haciendo que se
seque la cabecera del Tajo?
Obviamente, la
climatología no es igual en todos los puntos de nuestra geografía, sin embargo,
aunque pudiera ser cierto que la cabecera del Tajo no esté recibiendo tantas
precipitaciones como otras zonas del país, estaríamos haciendo una lectura
engañosa si atribuimos a esto la alarmante situación de Entrepeñas y Buendía.
Estaremos mucho más cerca de encontrar respuesta al misterio si hacemos una
correlación con el trasvase Tajo-Segura.
Efectivamente, pese a la lluvia y
la nieve, se está trasvasando más agua del que se acumula con lo que, dados los
datos globales, el efecto es que se está separando literalmente la cabecera del
Río Tajo para convertirla en cabecera postiza del Segura.
Los datos actuales no dejan lugar
a dudas, mientras los niveles de la cuenca del Segura se encuentra por encima
del 64% (muy lejos de los valores de necesidad de aportes externos), se sigue
sangrando a una cabecera del Tajo que, como hemos visto, apenas llega a la
cuarta parte de su capacidad.
Los datos de la tabla reflejan que
esta situación inexplicable se mantiene en los últimos días. La explicación son
los 76 hectómetros cúbicos que se aprobaron en Febrero para el conjunto del
primer trimestre incluso teniendo en cuenta que ya entonces la justificación para los mismos era
difícilmente defendible.
Desde el punto de
vista hidrológico, pero también desde el puramente racional, sería un gran
error caer en la trampa de que el Tajo renuncie a su origen, más teniendo en
cuenta, que la sangría que se le está realizando no sirve para otra cosa que
para alimentar un modelo especulativo e
insostenible que nunca debió surgir.
Los trasvases deberían
eliminarse, como debería eliminarse el modelo insostenible que hizo que se
construyeran. Se trata de estructuras indefendibles, no solo desde el punto de
vista ecológico, sino también desde el punto de vista racional. No tiene lógica
alguna que se desvíe la cabecera del río Tajo, ni de ningún otro río, para
alimentar unas técnicas agrarias completamente insostenibles en lugares donde
nunca debieron implantarse y, mucho menos, para poder mantener un modelo de
desarrollo basado en pilares como el derroche de agua o los campos de golf.
Por: Víctor García de Lucas